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Manos sujetando una bola del mundo

Transición digital y verde, ¿incompatibles? 5 hábitos clave para reducir el impacto ambiental

Diego Ferraz Castiñeiras

Ambientólogo, técnico de la Fundación Renovables y divulgador

Los centros de datos en el mundo han consumido tanta electricidad como Turquía, Reino Unido o Italia y se espera que su consumo se duplique para 2026, según la IEA. Sin embargo, estos centros también pueden contribuir a la transición verde.

 

“Los selfis talan árboles” bromeaba el cómico Rober Bodegas en una de sus intervenciones en La Resistencia, “las fotos no ocupan en tu casa, pero se ha talado un bosque para guardar fotos de cheesecakes” añadía el cómico gallego. Sin embargo, aunque en tono jocoso acertaba señalando que la nube tiene un impacto mayor de lo que creemos, el espacio físico que ocupan los propios centros de datos donde se almacena toda la información no es su único impacto. 

 

Cada minuto se ven 625 millones de vídeos en TikTok, 452.000 horas de contenido en Netflix, se realizan 6,3 millones de búsquedas en Google y se comparten 66.000 fotos y vídeos en Instagram, un reflejo de una sociedad cada vez más digital. Y es que, según la Agencia Internacional de la Energía, el tráfico en internet ha aumentado un 600 % entre los años 2015 y 2022, aumentando los usuarios de internet de 3 a 5,3 mil millones. Además, este organismo cifra el consumo eléctrico total de los data centers (centros de datos) en unos 290 TWh, lo que equivale a países enteros como Turquía, Reino Unido o Italia. 

¿Por qué la nube y los data centers consumen tanta energía?

 

Data-center-verde

La nube es un servicio que permite acceder a recursos informáticos a través de Internet, mientras que un centro de datos es una instalación física que almacena y gestiona esos recursos. Estas instalaciones tienen que estar continuamente en marcha y a una temperatura adecuada para asegurar su correcto funcionamiento. Esto hace que estas infraestructuras consuman tanta energía. 

 

Sin embargo, no todas las nubes son grises. La transición verde y la transición digital se pueden reforzar mutuamente. Las tecnologías digitales pueden contribuir a reducir las emisiones mundiales en más de un 15 % cuando se aplican en otros sectores como la energía, permitirá la electrificación y descentralización del sistema energético; la industria, contribuyendo a la optimización y automatización de procesos industriales; la agricultura, aportando soluciones digitales, aumentando la eficiencia y reduciendo la pérdida de cosechas; la construcción, el uso de energía en edificios puede reducirse mediante la mejora de la eficiencia energética o el transporte, tanto a nivel de entrega de mercancía como de movilidad.

 

Además, estas tecnologías también pueden ayudar a disminuir en un 35 % las emisiones de gases de efecto invernadero gracias a su capacidad para transformar los hábitos de las personas: la reducción de desplazamientos gracias al teletrabajo o a reuniones virtuales, la optimización de electrodomésticos, etc. 

 

El gran reto al que se enfrenta el sector de las TIC en el centro de la transición digital es garantizar que minimiza estos efectos nocivos, al tiempo que maximiza el papel potencial que puede desempeñar en el apoyo a la transición hacia un futuro Net Zero.

 

En este sentido va la iniciativa Climate Neutral Data Centre donde más de 100 operadores de centros de datos han acordado ser climáticamente neutros en 2030, disminuyendo emisiones de gases de efecto invernadero gracias a la tecnología y digitalización, contribuyendo así al cumplimiento del Pacto Verde Europeo y a alcanzar las metas climáticas.

Mientras las transiciones verde y digital encuentran sus sinergias, te dejo estos consejos para reducir el impacto ambiental de nuestros hábitos digitales.

Consejos para reducir el impacto ambiental de tus hábitos digitales

 

Hombre con bici en la calle hablando por un móvil

El 80 % de las personas no necesita el 80 % de la información que almacena, según el movimiento The Big Data Takedown. Pero para aquellas personas que ya hayan hecho este paso o que no pueden vivir sin compartir sus cosas, aquí os dejo unos tips para reducir el impacto ambiental de nuestra huella digital:

 

 

Correo electrónico: 

 

  • Borra mensajes antiguos, vacía la papelera o la carpeta de spam y desuscríbete de boletines que ya no lees.  

  • Cuando envíes un archivo pesado puedes reducirlo utilizando una herramienta de compresión, aunque siempre es mejor trabajar con documentos compartidos en vez de enviar emails cada vez que se hagan pequeños cambios. 

 

WhatsApp:  

  • Además de aplicar los consejos para el mail, puedes activar la opción de poner un tiempo determinado en el que se borrará la conversación, de esta forma no solo ayudarás a disminuir tu huella digital, si no que podrás mantener tu privacidad, evitando que se reenvíe a terceras personas. 

 

Almacenamiento en la nube:  

 

  • Pon una alarma semanal o mensual para hacer limpieza de todos esos vídeos y fotos que no quieres. 

  • Evita subir contenido duplicado y guarda el que quieras conservar en un disco externo. 

 

Streaming:  

 

  • Descarga contenido para uso offline en lugar de hacer streaming continuo y disminuye la calidad del vídeo online si es posible. 

 

Inteligencia Artificial:  

 

 

  • Hacer una pregunta a ChatGPT-3 requiere 3 veces más energía que la misma consulta a Google. Limita el uso de aplicaciones de IA solo cuando realmente lo necesites. 

 

Reducir el impacto ambiental de nuestros hábitos digitales es una responsabilidad compartida. Implementando estos consejos prácticos podemos minimizar nuestra huella digital y contribuir a que la nube sea más sostenible. Es crucial que tomemos acción ahora, no solo para nuestro beneficio, sino para las generaciones futuras. ¡Empieza hoy mismo a optimizar tus hábitos digitales y sé parte del cambio hacia un futuro más verde!