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Haciendo de la IA nuestra aliada: una oportunidad para ser mejores

Alejandra Alonso Diaz

Líder en IA sostenible y responsable, impulsando estrategias de gobernanza y control técnico en Telefónica. Con más de 20 años en tecnología y desarrollo de negocio, trabaja para asegurar que la IA genere impacto positivo en la compañía y en la sociedad.

 

La inteligencia artificial (IA) ya no es un concepto futurista ni una herramienta exclusiva de expertos en tecnología. En la era de la IA generativa, está presente en nuestra vida cotidiana: nos ayuda a redactar textos, a editar imágenes, a tomar decisiones basadas en datos y hasta a conversar con asistentes virtuales. Sin embargo, esta omnipresencia plantea una pregunta clave: ¿cómo podemos hacer que la IA nos ayude a mejorar como personas, en lugar de que sea ella quien nos dicte qué hacer?

La tentación de la comodidad

 

IA-familias

 

Es fácil caer en la trampa de la inmediatez. Si la IA puede escribir por nosotros, ¿para qué molestarnos en hacerlo? Si puede responder nuestras preguntas, ¿por qué esforzarnos en buscar la información? Esta tendencia a delegar decisiones y esfuerzos en la tecnología puede llevarnos a la dependencia y a perder habilidades esenciales como el pensamiento crítico, la creatividad o la capacidad de análisis.

 

La clave no es rechazar la IA, sino integrarla de forma consciente, como una herramienta que nos potencia en lugar de reemplazarnos. Igual que aprendimos a convivir con la calculadora sin perder la capacidad de hacer cálculos mentales, debemos aprender a usar la IA sin dejar que piense por nosotros.

¿Cómo convertir a la IA en nuestra aliada?

 

IA

 

Con el ejemplo. Si queremos que la IA nos ayude a crecer, debemos empezar por nosotros mismos. Es fácil caer en la tentación de aceptar lo primero que nos ofrece un algoritmo, pero debemos cuestionar, verificar y aportar nuestro criterio. Por ejemplo, si encontramos una información que nos genera dudas, podemos buscar tres fuentes contrastadas antes de aceptarla como válida. Podemos comparar lo que dice un medio de comunicación reconocido, una fuente académica o gubernamental y una opinión experta en el tema. ¿Por qué elegir una respuesta automática si podemos enriquecerla con nuestro conocimiento y experiencia?

 

Con el espacio. Es importante definir momentos y lugares donde la IA puede intervenir y otros donde debe quedar al margen. No todo tiene que pasar por un filtro automatizado: las ideas originales, las conversaciones humanas y la reflexión personal no pueden ni deben ser sustituidas. En ámbitos como la educación de los niños, la toma de decisiones éticas o la creatividad artística, el uso excesivo de la IA puede limitar el desarrollo de habilidades esenciales. No deberíamos delegar en una máquina la enseñanza de valores o la resolución de dilemas morales. 

 

Con la implicación. La IA puede ser un motor de aprendizaje si la usamos bien. No basta con consumir información generada por algoritmos; debemos involucrarnos en el proceso, entender cómo funciona y usarla para ampliar nuestro conocimiento en lugar de limitarlo. Por ejemplo, si utilizamos una herramienta de IA para redactar un texto, podemos complementar su resultado con nuestro propio estilo y conocimientos en el tema, afinando la idea en lugar de aceptar la primera versión sin cuestionarla. Lo mismo ocurre con la resolución de problemas matemáticos: en lugar de simplemente aceptar la respuesta de una IA, podemos analizar los pasos intermedios para comprender la lógica detrás del resultado. También podemos emplearla en la investigación de temas complejos, utilizando la IA para resumir artículos y luego profundizando en aquellos aspectos que nos parezcan más relevantes. La clave está en que la tecnología nos ayude a fortalecer nuestras habilidades, no a hacerlas innecesarias.

Un pacto con la tecnología

 

 

Convertir la IA en nuestra aliada significa establecer un pacto con la tecnología: aprovechar sus capacidades sin renunciar a lo que nos hace humanos. Esto implica desarrollar una actitud activa y no pasiva ante el contenido que nos ofrece, buscar la diversidad de fuentes, fomentar el pensamiento crítico y, sobre todo, no perder la capacidad de sorprendernos y crear.

 

La IA puede ser una gran compañera de viaje, pero la dirección del camino sigue estando en nuestras manos. ¿Te animas a tomar el control?