Vivimos en una era hiperconectada, donde tabletas, móviles, ordenadores… son el pan de cada día de nuestros niños y adolescentes. Están creciendo rodeados de tecnología, explorando un universo digital que les ofrece infinitas oportunidades de aprendizaje, entretenimiento, creatividad… pero que también plantea retos importantes.
En un momento en que crece la preocupación social por el impacto del entorno digital en la vida de los adolescentes, Movistar Plus+ propone "Generación Click", un documental imprescindible tras el éxito de Adolescencia, clave para comprender los desafíos a los que se enfrentan nuestros jóvenes, así como el papel que podemos desempeñar como adultos para acompañarlos.
El primer paso es entender mejor el contexto en el que se desarrollan hoy nuestros niños y jóvenes. Es necesario que padres, madres, profesores y a toda la sociedad abramos los ojos y reflexionemos sobre cómo podemos acompañarlos en su crecimiento, ayudándoles a hacer un uso más consciente y saludable de la tecnología. En este caso, el documental aporta testimonios emocionantes que te atrapan, pone foco en la importancia del acompañamiento adulto, la educación emocional y la necesidad de dotarles de herramientas que les ayuden a gestionar la presión, los contenidos inadecuados y el impacto de la exposición digital.
Según UNICEF, el 40 % de los adolescentes presentan síntomas de ansiedad o depresión, una realidad que nos interpela como sociedad y que nos invita a actuar desde la prevención, el diálogo y el acompañamiento responsable.
“Los problemas hay que cogerlos desde el principio porque si no se hace la bola más grande, lo importante es detectarlo precozmente”
— Iker Legadon, ertzaina
La tecnología y las redes sociales forman parte del día a día de la Generación Z, ofreciendo oportunidades únicas para expresarse, aprender, conectar y crear. Sin embargo, un uso sin acompañamiento podría llegar a generar tensiones emocionales, especialmente cuando se intervienen factores como la búsqueda de validación inmediata, los filtros irreales o la comparación constante. Por eso, hoy es más importante que nunca acompañar a niños y adolescentes en su vida digital, ayudándoles a construir una relación saludable con la tecnología. La educación emocional, el desarrollo del pensamiento crítico y el acceso a herramientas que les ayuden a gestionar la presión social y los contenidos inadecuados son claves para proteger su bienestar tanto dentro como fuera de la Red.
Tal como señala Ricard Martínez, catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Valencia, no se trata solo de una cuestión individual o familiar, sino de un fenómeno que requiere un enfoque colectivo: “Es necesario un compromiso institucional que promueva políticas públicas y acciones de concienciación efectivas”, junto a tecnologías que garanticen el acceso seguro a los contenidos.
Estamos ante una gran oportunidad para construir entornos digitales más seguros, inclusivos y educativos.
“No hay que mirar al otro lado y afrontar la educación digital de los hijos”
— Maite Garaigordobil, psicóloga clínica y catedrática de la UPV/EHU
Como sociedad, tenemos que replantear la forma en la que los padres afrontan la educación digital de sus hijos, porque su salud está en juego. Educar en lo digital no consiste solo en limitar horas frente a la pantalla, sino en guiar, en estar presentes, en comprender los códigos, las plataformas y los riesgos. Es una llamada a dejar de mirar hacia otro lado.
Ejemplos sobra en “Generación Click”, que ofrece datos relevantes y testimonios de padres, hijos y profesionales (profesores, médicos, psicólogos, psiquiatras y catedráticos) que trabajan cada día con esta realidad y que pretenden que tomemos conciencia de la importancia que tiene el tiempo que pasa el menor en lo digital, un factor clave para su desarrollo integral tanto mental como social.
El reto invita lo primero a abrir los ojos. A comprender, a prevenir, a implicarse. Porque la adolescencia es una etapa de construcción, de búsqueda de identidad y aprendizaje. Si no estamos cerca, si no guiamos, otros lo harán… y no siempre con buenas intenciones.