La historia de las telecomunicaciones: de analógicos a digitales

Más de cinco mil millones de personas en el mundo viven conectadas gracias a la red. En las dos últimas décadas, internet y los smartphones han transformado completamente nuestra vida en todos los ámbitos, desde la educación y el entretenimiento, a la economía y el empleo. La revolución digital que estamos viviendo comenzó a fraguarse hace casi 150 años con la invención de un dispositivo, el teléfono, y la expansión de una infraestructura, las redes de telecomunicaciones.

En 1876, Alexander Graham Bell patenta un aparato capaz de trasmitir sonidos a distancia por medio de señales eléctricas. Había nacido oficialmente el teléfono y la posibilidad de conectar a las personas llevando su voz a lugares lejanos. El asombro que produjo aquel ingenio fue instantáneo, pero su utilidad no se visibilizó plenamente hasta que empezó a construirse una infraestructura, una red de cables de cobre, centrales y equipos que en unas décadas permitió conectar millones de teléfonos repartidos por todo el mundo.

Fue un esfuerzo titánico con el que los continentes quedaron conectados a través de transmisores de radio, primero, y cables submarinos más tarde.

La gran revolución de Internet

A mediados del siglo XX aparecen las primeras computadoras electrónicas. Capaces de procesar y almacenar información, los ordenadores podían resolver cálculos complejos a gran velocidad y permitían ser programados para realizar infinidad de tareas. Su utilidad y eficiencia creció espectacularmente desde los años 70, cuando se empiezan a utilizar las redes telefónicas para conectar computadoras entre sí y trasmitir datos.

Siguiendo esta misma idea, en poco más de dos décadas nace internet, una red de alcance global donde compartir texto, fotos, música, vídeo y todo tipo de información aprovechando la infraestructura de telecomunicaciones.

En los años 90, coincidiendo con la popularización de la informática y la aparición de la Web, se desarrolla el teléfono móvil. En apenas diez años su uso se volverá imprescindible para millones de personas y su éxito propiciará la convergencia de móviles y computadoras. En 2007, aparece el smartphone, un teléfono inteligente con pantalla táctil y sin botones, un miniordenador que cabe en el bolsillo, que fomenta la digitalización en todas las áreas y cambia nuestras vidas para siempre.

Hoy la fibra óptica y el 5G están permitiendo la creación de una infraestructura de redes inteligentes, programables, más eficientes y dinámicas. Estamos viviendo un auténtico tsunami de tecnologías e innovación, donde la capacidad de procesamiento y la inteligencia artificial pueden ayudarnos a ampliar las oportunidades y el bienestar de todas las personas, y a conservar el planeta.

La conectividad será una vez más imprescindible para interconectar y hacer converger todas estas nuevas tecnologías.

La conectividad es ya la base del mundo digital, pero puede ser el pilar sobre el que construir un mundo nuevo, mejor y más justo.

El Espacio Fundación Telefónica de Madrid acaba de inaugurar Exponencial. De analógicos a digitales, una exposición permanente que resume esta historia apasionante a través de objetos, audiovisuales e interactivos. Un lugar donde conectar con nuestro pasado, entender mejor el presente e imaginar el futuro en el que queremos vivir.

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