En esta nueva entrega de #HistoriasDeTelefónica te vamos a hablar de un elemento casi invisible en las telecomunicaciones actuales, pero clave para que las comunicaciones a través de internet y otra serie de servicios, puedan funcionar a nivel mundial: el cable submarino.
Un elemento de la red, que debido a su naturaleza oculta, no es tan conocido para la gran mayoría de las personas, pero del que diariamente hacen uso, sin ser conscientes de ello, para sus comunicaciones. Y es que a principios de 2023 ya había cerca de 1,4 millones de kilómetros de cables submarinos en servicio en todo el mundo.
¿Qué son los cables submarinos?
Un cable submarino es aquel cable de cobre o fibra óptica instalado sobre el lecho marino, y destinado fundamentalmente a servicios de telecomunicaciones.
Los primeros cables de comunicaciones submarinos, tendidos a partir de 1850, se encargaban de transportar tráfico telegráfico, ya que, por aquel entonces, todavía no existían las comunicaciones de voz.
El primer cable submarino internacional lo instalaron los hermanos Brett (John Watkins Brett y Jacob Brett) en 1850. Unía Gran Bretaña con Francia a través del estrecho de Dover. Indicar que un pescador rompió el cable accidentalmente al poco tiempo de ser instalado, sin embargo, y a pesar de este hecho, el cable submarino causó una gran sensación e impacto en su época.
El 5 de agosto de 1858 se tendió el primer cable trasatlántico submarino desde la isla de Valentia, en el oeste de Irlanda, hasta la costa este de Terranova, en Estados Unidos. El desafío técnico que tenían delante era imponente: tender unos 4.000 kilómetros de cable a profundidades que alcanzaban los 4.000 metros. La topografía marina era determinante, pero afortunadamente esta era conocida gracias al mapa topográfico del Atlántico Norte realizado unos años antes.
El primer mensaje telegráfico a través del cable transoceánico se envió desde Irlanda el 16 de agosto de 1858. Dicho mensaje decía: «Gloria a Dios en el cielo, paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad».
Gran Bretaña lideró la creación de una red mundial de comunicaciones por cable submarino durante esta época.
Cuando finalmente, se decidió construir cables submarinos, España ocupó una posición subordinada a terceros. Razones técnicas y económicas explican en parte dicha dependencia, ya que los cables eran difíciles de construir y costosos de mantener.
En nuestro país, los esfuerzos se orientaron en comunicar la Península con las islas del Mediterráneo, el Norte de África y las Canarias.
En 1860 se tendieron cuatro cables. Dos de ellos comunicaban las Baleares y la Península: el Valencia-Ibiza y el Barcelona-Mahón, con 107,474 y 333,54 km (183 millas), respectivamente. Las comunicaciones interinsulares se aseguraron con otros dos cables: Ibiza-Mallorca (118,592 km) y Mallorca-Menorca (61,149 km).
¿De qué está compuesto un cable submarino?
Los cables submarinos modernos utilizan tecnología de fibra óptica para la comunicación. Cuentan con láseres en un extremo del cable, que disparan a velocidades extremadamente rápidas a través de fibras de vidrio delgadas, hasta los receptores en el otro extremo.
Durante la mayor parte de su viaje, a través del océano, un cable suele ser tan ancho como una manguera de jardín. Los filamentos que transportan las señales de luz son extremadamente delgados, aproximadamente del diámetro de un cabello humano. Estas fibras están envueltas de unas capas de aislamiento y protección.
Los cables tendidos más cerca de la costa utilizan capas adicionales de protección.
En tierra existe un punto de aterrizaje o amarre de cable, denominado cámara de playa o «beach manhole (BMH)». Es el lugar donde un cable submarino toca tierra. En cada extremo, los cables continúan desde ahí a una estación de aterrizaje de cables (también llamada estación de amarre, o «landing station»), desde donde se enrutan los datos hasta su ubicación final.
Telefónica y el cable submarino
Como hemos visto anteriormente, la relación de nuestro país con los cables submarinos telegráficos comenzó a mediados y finales del siglo XIX con diversos cables tendidos entre la península y las Islas.
El primer cable telefónico submarino del mundo, el TAT-1 se tendió entre Oban (Escocia) y Clarenville, Terranova y se inauguró en 1956 mediante un proyecto conjunto entre la Oficina de Correos del Reino Unido (de la que BT formó parte durante varios años), la empresa American Telephone and Telegraph (ahora AT&T), y la Corporación Canadiense de Telecomunicaciones en el Extranjero. Este permitía realizar 35 llamadas telefónicas simultáneas.
En los años 60 creció en todo el mundo el entusiasmo por los cables submarinos. Entró en funcionamiento el primer cable transpacífico entre Reino Unido y Estados Unidos, o el COMPAC entre Canadá y Australia.
Nuestro país, por su privilegiada situación geográfica, se convirtió en punto de conexión de cables submarinos trasatlánticos para dar servicio a los países mediterráneos.
Además, los cables permitieron resolver el problema de comunicaciones entre la Península y las Islas Baleares y Canarias.
En Baleares, los cables submarinos continuaron instalándose en Canarias, hasta la irrupción de la nueva tecnología coaxial, que, en conjunción con el auge, desarrollo e implantación de las redes de telefonía, marcó el comienzo de una nueva era en las telecomunicaciones.
En el año 1965 se desplegó el cable PENCAN-1 en España (abreviatura de Península Canarias) enlazando San Fernando (Cádiz) con Santa Cruz de Tenerife. Este fue el primer sistema analógico por cable submarino coaxial telefónico instalado en Canarias.
El sistema tenía una longitud de 1 389 Km y descansaba en algunos puntos del tendido a una profundidad de 4 750 metros. Disponía de 45 repetidores sumergidos con amplificadores de válvulas que dotaban al sistema con una capacidad de 160 circuitos telefónicos de 3kHz, que durante un tiempo fue el de mayor capacidad del mundo.
No fue hasta 1970, cuando una red de cables amarrados a la costa española empezó a tomar forma.
Un hito importante fue el cable TAT-5 que la empresa norteamericana AT&T desplegó entre Green Hill, en el estado de Rhode Island, y Conil, en Cádiz y que incorporó repetidores transistorizados que permitían mejorar la transmisión y multiplicar por seis el número de canales de las versiones anteriores.
Telefónica formaba parte del consorcio de empresas que explotaba el TAT-5, cuya capacidad era de 845 circuitos telefónicos. Este sistema transalántico se completaba con un radioenlace entre San Fernando y Sesimbre en Portugal, y con otro que cubría la distancia hasta Estepona (Málaga), donde conectaba con el nuevo cable mediterráneo MAT-1, un cable que conectaba con la población de Palo en Italia y que contaba con capacidad para 640 circuitos y permitía canalizar el tráfico entre Estados Unidos e Italia, explotado conjuntamente entre Telefónica e Italcable.
Otro hito de este periodo fue el tendido entre Bilbao y Goonhilly (Gran Bretaña), propiedad al 65% de Telefónica, que ayudó a mejorar las comunicaciones con el Norte de Europa.
El llamado cable transcanario, TRANSCAN, quedó inaugurado en 1971, entre Las Palmas, Puerto del Rosario, Fuerteventura, Arrecife y Lanzarote. Ese mismo año entró en servicio el PENBAL-1 entre Barcelona y Palma de Mallorca, y al año siguiente (1972) empiezó a construirse el cable BRACAN-1, entre Las Palmas de Gran Canaria y Recife (Brasil), proyecto para el que Telefónica se asoció con la Empresa Brasileira de Telecomunicaçoes. De esta manera, Canarias pasó a ser el principal nodo de comunicaciones entre Europa y el Atlántico Sur.
El OPTICAN-1 fue el primer cable submarino de fibra óptica que se desplegó en España en el año 1985 aunque, eso sí, su propósito era experimental, es decir, probar la nueva tecnología y perfeccionar las técnicas de despliegue, operación y, cómo no, la reparación.
Un despliegue que costó 6.500 millones de dólares y que fue posible gracias al convenio suscrito por Telefónica, en 1983, con AT&T (American Telephone & Telegraph). Con él se intentaron suplir las deficiencias detectadas en el cable submarino extensión PENCAN-2, que unía telefónicamente las dos capitales canarias.
Tres señales de vídeo, con sus correspondientes canales de sonido de gran fidelidad, así como una vídeo-conferencia, que precisó de cinco señales (tres de las cuales correspondieron a imagen de TV, y dos a envío y retorno respectivamente), partieron de las estaciones de equipo y las terminales de transmisión, instaladas en Gran Canaria y Tenerife.
Otro hito en la historia del cable submarino en España se produjo en el año 1987, cuando se llevó a cabo la botadura del buque cablero Atlántida, encargado por Telefónica y construido en la factoría Astilleros de Santander, con un coste de 5.000 millones de pesetas (30m €).
Fue el primer buque cablero español de la historia de España y contaba con una eslora de 112m, y un registro de 7.250 toneladas. Su construcción fue clave en la historia de la industria naval española, y puso a España en el mapa mundial de los países que disponían de este tipo de buques especializados
El cable submarino hoy
Los cables submarinos de Telefónica son explotados en la actualidad a través de su filial Telxius. Nació en 2016, con el objetivo de agrupar y poner en valor una serie de activos de infraestructura del grupo Telefónica: 16.000 torres de telecomunicaciones en Alemania, España, Brasil, Perú y Chile y 65.000 km de cable submarino.
En 2018 Telxius puso en marcha Marea, un proyecto impulsado por Telxius, Facebook y Microsoft que conectó Virginia Beach (EE.UU.) y Sopelana (España), el cable submarino de fibra óptica de mayor capacidad del mundo en ese momento.
Hoy en día hay sistemas de mayor capacidad, pues se están desplegando cables submarinos de hasta 480 Tbps. Esto casi quintuplica la capacidad de Marea, que aún hoy, sigue siendo uno de los de mayor capacidad del mundo.
Como vemos, la tecnología del cable submarino avanza vertiginosamente. Brusa es el primer cable submarino que establece una conexión directa entre Brasil y Virginia Beach, con la latencia más baja y altísima capacidad.
La red de Telxius cuenta ya con siete cables de nueva generación: Marea, Dunant, Mistral, Brusa, Junior, Tannat y Tikal, además de sus cables tradicionales como SAm1. En total, una red de más de 82.000 km de cable submarino, lo equivalente a dos veces la circunferencia terrestre.
Dentro de la inversión prevista en los próximos años en cable submarino en el mundo, uno de los grandes proyectos es el 2Africa, financiado por Facebook y varias compañías de telecomunicaciones. Con unos 37.000 Km., que conectará Europa -con escala en Cataluña- con Asia, Oriente Medio y África.
Todas estas conexiones marinas, son un claro ejemplo, de que el mundo hiperconectado en el que vivimos demanda cada día más infraestructuras que sean capaces de transportar los datos con mayor velocidad y menor latencia.
Foto de portada: News America Digital